Rutka Laskier
El cuaderno de Rutka
El cuaderno
de Rutka es el diario de una muchacha
judía de 14 años en el que describe sus últimos meses de vida en el ghetto de
Bedzin.
El diario fue
escrito entre enero y abril de 1943.
“Me gustaría verter en el papel todo el desconcierto que llevo dentro…”
19 de enero de 1943
Aún no me
hago a la idea de que ya estamos en 1943 y de que han pasado cuatro años desde
que comenzó este infierno. Los días transcurren deprisa; cada uno parece
idéntico al anterior. Cada jornada lleva consigo el mismo tedio glacial y
asfixiante. En la ciudad reina un gran alboroto: mucha gente está a punto de
partir hacia la “tierra de los ancestros”, Palestina. Entre estos afortunados
se encuentran también Syma, Bomek y Ran . No sé cómo explicar los
sentimientos que me embargaron al enterarme. Era algo como una mezcla de
envidia y alegría. Nosotros también vivimos con la esperanza de conseguir los
documentos. Si eso llega a suceder, creo que me va a dar mucha pena abandonar
Bedzin; es como si tuviera una
inconsciente curiosidad por saber
qué va a suceder aquí… Ahora estoy
leyendo un libro maravilloso, Juliano el Apóstata, y la Tumba del Soldado
Desconocido de Strug.
Este libro
refleja mi forma de pensar. Quiero sumergirme
por completo en los libros, en libros buenos, filosóficos. Uno de los que me puso el corazón en un puño
fue El Golem, de Gustav Meyrink. Era una historia sobre las visiones del Golem,
un hombre que ha perdido el juicio. En
realidad, no sé si creer o no en fantasmas.
La fe en cosas que están más allá de este mundo es para mí la roca a la
que puedo aferrarme en los momentos de mayor ansiedad. Me gusta reflexionar sobre la vida después de
la muerte y otros asuntos inescrutables.
Syma y Bomek, los tíos de Rutka, y
su hijo Ran no consiguieron abandonar Bedzin donde perecieron, al igual que el
resto de su familia. Antes del estallido de la guerra, Syma, la hermana de la
madre de Rutka, fue a Israel con sus padres, los abuelos de Rutka, y alli nació
Ran, su hijo. Regresaron a Polonia
después del inicio de la contienda empujados por la
creencia de que los rusos llegarían enseguida e instaurarían el ¨Jardín del
Edén¨socialista.
Gustav Meyrink (1868-1932) escritor austriaco que escribií historias
llenas de fantasía y terror. El libro se
basa en la leyenda del Golem creada por el Maharal de Praga en el siglo XVI.
25 de enero de 1943
Nada, como
siempre. Cada día es lo mismo, excepto que mamá está cada vez más alterada y me
chilla por culpa de Henius. El chiquitín es una ricura, pero al mismo tiempo
terriblemente detestable. No puedo hablar delante de él, porque luego se lo
cuenta todo a los viejos. No tengo nada para leer. Con Mietek ya todo va muy
bien y eso me agrada mucho…
Por la noche vino a verme Micka. Salimos a tomar algo. Me cae muy bien,
practicamente la adoro. El asunto con Mietek ha vuelto a complicarse: cree que
lo espían. Mañana voy a tener unas palabras con él. Casi se me olvida: hoy he
visto con vida a Lusia. Ni se ha inmutado. Mañana voy también a tener que
aclarar las cosas con Janek. Voy a decirle que va a tener que ser puntual si
quiere ser mi amigo….. Me voy a dormir.
Rutka escribió este diario para si
misma, con la finalidad de no olvidarse de nada, tal y como lo menciona en su
anotación del 6 de febrero de 1943 cuando describe la Aktion del 12 de agosto
de 1942. Quizá por este motivo o tal vez a causa de su estado emocional en
aquellos momentos, el significado de algunos fragmentos y resulta confuso o
fuera de contexto. Su estilo de redacción
tampoco es uniforme. Algunas veces
redacta con mucha precisión frases de gran profundidad y otras veces nos
hallamos ante fragmentos y oraciones mal expresadas.
Mañana del martes 26 de enero de 1943
Micka ha
venido a verme otra vez, trayendo un montón de noticias. Alguien le había dicho
que me había cortado el pelo para gustarle más a Janek, que me había puesto
medias de seda para él y todo
eso.¡Mentira podrida! Como si él me interesara…Como me encuentre a Tusia en la
calle, voy a preguntarle quién le ha dado permiso para soltar esos chismorreos,
y de paso voy a recordarle cierto incidente que ocurrió en la noche del 2 al 3
de enero.
Quiero que
cierre la boca y deje de comentar mi manera de vestir… Me pregunto si dará
resultado. Hoy voy a ir al fotógrafo
para recoger seis fotografías por cinco marcos, a cuenta del próximo sueldo.
27 de enero de 1943
Hoy me siento
rara. Me embarga una esperanza de alegría y felicidad que soy incapaz de
explicar. Es como si hubiera absorbido toda alegría y toda la lejanía infinita.
Y lo más importante, no tengo morriña. Otros días me invade una enorme añoranza
por algo hermoso y lejano. Tengo la sensación de que me tranquilizaría algo si
tuviera la ocasión de permanecer en un lugar bonito, admirando un paisaje
precioso. Cuando estoy en la orilla del río, contemplando el borboteo del agua
de la cascada, siento que una parte de mi ser se eleva, emerge y va
dirigiéndose hacia muy lejos.
Ya he posado
para mi foto de retrato. Siento curiosidad por saber qué aspecto tendré. Aunque
no suelo salir demasiado bien en las fotografías, en realidad soy bastante
guapa. Voy a hacer una descripción detallada de mi persona: soy alta, delgada,
tengo unas piernas nada feas y una cintura muy fina. Mis manos son alargadas, pero tengo unas uñas
feas, o, más bien, descuidadas. Tengo
grandes ojos de color marrón oscuro, cejas densas y pestañas largas, incluso
muy largas. Pelo negro, corto y peinado
hacia atrás. Nariz pequeña y
respingona. Labios bien marcados.
Dientes blancos como la nieve. Y ya está: éste es mi retrato.
Me gustaría
verter en el papel todo lo que está sucediendo dentro de mí, pero me siento
absolutamente incapaz. Ahora voy a describir también mi vertiente espiritual.
Dicen que soy lista y culta, quizá sea cierto, aunque nunca he estudiado, es
decir, nunca he sido aplicada estudiando. A veces estoy tan abatida que cuando
abro la boca es sólo para fastidiar a alguien.
Me encanta
importunar a la gente, pero me modero, ya que se dice que las heridas físicas
cierran pronto, pero lo que queda es el daño moral.
Otros días,
como por ejemplo hoy, estoy eufórica y podría pasarme el día riendo. Además, debo de resultar excéntrica y loca,
porque me gusta decirle a cada uno en la cara lo que pienso de él, y eso no
suele ser nada conveniente. También me
encanta vestir de modo estrafalario; por ejemplo, una vez salí a la calle en
pantalones. Básicamente, no le doy más
vueltas. Soy como soy y ya nada puede
cambiar eso. ¨Te veo luego¨, diario mío.
28 de enero de 1943
Soy tonta,
tonta de remate. Me encontré con Micka ayer por la tarde mientras Nina y yo
dábamos un paseo junto a la vieja plaza del mercado. Ella iba en compañía de
Rózka y Minda. “Micka”, la llamé pero ella no me respondió y siguió andando a
pesar de que me oyó perfectamente. No me perdono el haberla llamado. Todo ha
terminado entre ella y yo. Finito. Además prefiero a Nina, es más digna
de confianza. Ha venido a verme esta
tarde y hemos salido por ahí. Después de
las siete, la acompañé a comprar levadura a la tienda de enfrente de la casa de
Lolek. Ella entró a comprar y yo me
quedé esperándola delante de la puerta.
Jumek y Natek pasaron por allí y se detuvieron a preguntarme si estaba
esperando a Janek. Idiotas. Se podían haber ido con esa idea de verdad, pero,
por suerte, Nina regresó a tiempo. Mañana voy a ir a casa de Lolek para que me preste algunos
libros. Al fin y al cabo no es mi intención ir al apartamento de Tusia. Voy a pesar de todos ellos, no me importa la
opinión de nadie salvo la de Mietek, Nina y quizá Janek, aunque no se ha
asomado por aquí desde el martes. ¡Qué raro! A decir verdad, eso me alegra un
poco, porque de ese modo me libro de las conversaciones o, para ser más
exactos, de las preguntas de la criada
….La gente
tiene ideas muy anticuadas sobre la amistad entre chicos y chicas adolescentes.
Son incapaces de entender el nuevo mundo…Aún he de pensar adónde voy a ir
mañana. ¿Debo esperar junto a la fábrica
o voy al apartamento? Probablemente voy
a encontrármelos a todos allí. Me importa
un pepino, lo único que me interesa es recoger los libros. Iré con Nina después de las siete. Bueno, vale de escribir por ahora. Me doy cuenta de que siento mucho alivio,
como si me hubiera confesado. Me
pregunto si se le permite a una judía conversarse con un sacerdote
cristiano. ¿A quién se lo podría
preguntar?
29 de enero de 1943
Janek no
viene…
30 de enero de 1943
Hoy mil
demonios corren posesos por mi cabeza. Me reuní con Mietek y estuvimos hablando
sobre nuestras vidas en el futuro. Había quedado con Janek y Micka a las cuatro
y media de la tarde. Después de ver a Mietek regresé a casa antes de las cuatro
y me dijeron que Janek ya se había marchado; probablemente ya no volverá. Micka
tampoco viene. ¿Cómo no voy a enfadarme? Es un fiasco total. No sé qué me está
pasando. Micka puede llegar en cualquier momento y papá está en casa; qué mala
suerte. A veces, los desastres nos caen encima todos a la vez. ¿Qué voy a hacer
ahora? ¿Cómo voy a concretar otra vez con Micka y Janek? ¡Ah, si que estoy enfadada!
Sobre todo con Janek . En vez de venir a las cuatro y media, viene a las tres y
media. No había aparecido durante tanto tiempo porque le daba vergüenza; le
habían quitado las botas y ahora tiene que llevar (…)
Janek acaba
de llegar ahora mismo y se ha marchado enseguida, prometiendo volver pronto. Me
levanto por la mañana de buen humor.
Me gustaría.
31 . 1. 43
1. 2. 43
Nada
2. 2. 43
3. 2 .43
4. 2. 43
5 de febrero
El cerco se
estrecha cada vez más. El mes próximo esto va a ser ya un ghetto, un ghetto de
verdad rodeado de murallas de piedra.
En verano va
a ser insoportable permanecer encerrado en esta jaula gris sin poder ver los
campos ni las flores. El año pasado solía ir al campo. Siempre recogía muchas
flores. Eso me hace recordar aquel tiempo en que era posible salir a la calle
Lachowska sin el riesgo de ser deportado, ir al cine por la tarde… Las
atrocidades de la guerra me han empapado hasta tal punto que no me afectan las
peores noticias. Simplemente, yo no creo que alguna vez pueda salir de casa sin
llevar la estrella amarilla. Ni tampoco que vaya a terminar esta guerra. ¿Cómo
podría ocurrir? Lo más probable es que me volviera loca de pura alegría si
llega a suceder alguna vez. Pero ahora he de pensar en el futuro próximo, y ese
es el ghetto. Entonces, va a ser imposible ver a nadie, ni a Micka, que estará
en Kamionka,”C”, ni a Janek , designado a “D”, ni a Nica. Dios mío, ¡ay Dios mío! ¿qué
será de nosotros? Bueno, Rutka, has debido volverte completamente loca: ¡clamas
a Dios, como si existiera! La escasa fe que pudiera tener en el pasado se ha
reducido a cenizas. Si Dios existiera no permitiría que seres humanos fuesen
arrojados vivos a hornos crematorios ni que aplastaran las cabeza de niños
pequeños a golpes de culata o que los metieran en sacos para que murieran
gaseados. Al final, esto se parece a un cuento de la abuela: quienes no lo
hayan visto no lo van a creer, pero no es ningún cuento, es la verdad. Basta
recordar a ese viejecito a quien pegaron
hasta dejarlo inconsciente por haber cruzado mal la calle. Parece absurdo, pero
todo esto no es nada mientras nos libremos de Auschwitz… y la tarjeta verde…
del final… ¿Cuándo llegará?
Probablemente, el temor de Rutka era
que en Kamionka no iba a poder ver a sus amigos, ya que estaban asignados a
diferentes grupos de trabajo.
6 de febrero de 1943
Algo se ha
quebrado en mi interior. Todo mi ser se encoge cuando paso junto a un alemán.
No sé si es por culpa del pánico o del odio; me gustaría torturarlos a ellos, a
sus esposas y a sus hijos, que nos echan encima a sus perrillos falderos.
Golpear y ahogarlos cada vez con más fuerza…Cuando va a llegar ese día del que
habla Nica… esto es un asunto, y ahora, otro.
Creo que me estoy haciendo mujer. Ayer, cuando me daba un baño y el agua
acariciaba mi cuerpo, anhelé las caricias de otras manos… No sé lo que esto
significa, ya que jamás había experimentado nada similar hasta ahora… Hoy he
estado con Micka. No sé qué le dan esos amantes suyos tan “miserables” como
para que se niegue incluso a discutir con ellos. Los tiene encandilados a
todos. Parece que cada chico tiene que estar “colgado” con ella; aquí , por
supuesto, pienso en Janek, pero él la encuentra repulsiva. (No sé por qué) Creo
que a Janek le gusta mucho, pero, para mí, ni frio ni calor.
Hoy he
recordado con detalle los hechos el 12 de agosto de 1942, lo que sucedió en el Hakoah
Voy a intentar describir lo que pasó ese día para poder rememorarlo dentro de
unos años, si no me deportan, por supuesto.
Nos
levantamos a las cuatro de la madrugada. Teniendo en cuenta que son tiempos de
guerra, tuvimos un desayuno copioso: huevos, ensalada , mantequilla de nata,
café con leche. Eran las cinco y media cuando salimos. Miles de personas
abarrotaban las calles. Teníamos que pasarnos de vez en cuando para dejar pasar
a la multitud que nos precedía. Llegamos al lugar a las seis y media y nos las
arreglamos para conseguir buenos asientos en un banco. Nuestro ánimo estuvo
bien hasta las nueve. Entonces me asomé a la valla y vi soldados con ametralladoras
apuntando a las plaza por si alguien pretendía escapar. (Allí por donde era
posible escaparse). Los adultos se desmayaban y los niños lloraban. El Día del
Juicio empezó enseguida. Hacía un calor espantoso y la gente tenía sed, pero no
había ni una gota de agua por allí. Entonces, de pronto, comenzó a llover a
cántaros y siguió lloviendo todo el tiempo.Kuczynski llegó a las tres de la
tarde y entonces comenzó la selección: “1” significaba regresar a casa; “1ª”,
ir a trabajos forzados, lo cual era mil veces peor que la deportación; “2”
significaba
“revisión
posterior” y “3” la deportación ,o , dicho en otras palabras, la muerte. Nos
presentamos para la selección a las cuatro, Entonces comprendí qué significaba
una desgracia. Papá, mamá y mi hermanito fueron enviados al grupo 1 y yo al
grupo 1ª. Caminé como en trance hacia mi grupo, donde ya estaban Salek
Goldzweig, Linka Gold y Mania Potocka. Lo más extraño de todo es que ninguna de
nosotras lloraba nada, NADA EN ABSOLUTO. No derramamos ni una sola lágrima.
Entonces, vi tantas desgracias que sería inútil intentar describirlo con
palabras. Los niños pequeños yacían sobre la hierba mojada mientras la tormenta
arreciaba en lo alto. Los policías goleaban a la gente con saña y les
disparaban. Permanecí allí sentada hasta la una de la madrugada. Luego salí
corriendo con el corazón desbocado y me escabullí saltando por la ventana del
edificio anexo, desde la primera planta, y no me pasó nada, sólo me sangraban
los labios de habérmelos mordido tanto. Estaba totalmente destrozada y sentí
que no iba a poder soportarlo más cuando, ya en la calle, corrí hasta toparme
con un hombre de uniforme. Estaba convencida de que me iba a golpear, pero
parecía borracho y no vio la estrella amarilla en mi ropa, por lo que me dejó
que me marchara. A mi alrededor reinaba una oscuridad absoluta… un trayecto en
el que solía invertir media hora lo hice entonces en diez minutos. Todos
estaban en casa, salvo la abuela, a quien papá había escondido para traerla a
casa al día siguiente. Y eso fue todo. Ah, olvidaba lo más importante. Vi, con mis propios ojos, cómo un soldado
arrancaba a un bebé de las manos de la madre y le abría la cabeza a golpes
contra un poste de electricidad. Los sesos de la criatura salpicaron la
madera. La madre enloqueció. Ahora lo escribo como si no hubiera pasado
nada, como si yo misma formara parte de un ejército entrenado para la crueldad;
soy joven, tengo catorce años, todavía he visto poco en la vida; sin embargo, ya me he vuelto tan indiferente.
Ahora (…) lo
único que siento es un miedo terrible. Cuando veo a alguien con uniforme,
pienso apenada en las masas que esperan la muerte. Je je, es fácil
enloquecer si te pones a recordar todo
lo ocurrido.
Vamos ahora
con los asuntos del día: Janek vino esta tarde. Tuvimos que sentarnos en la
cocina. Le puse de los nervios cuando le dije que había devuelto todas mis
fotos. Se disgustó mucho. De pronto,
mientras estábamos hablando, me soltó que le gustaría mucho besarme. Dije
“quizá” y seguí hablando. Se turbó un
poco. Éste se pensaba que yo era como
Tusia o Hala Zelinger. Sólo dejaría que
me besara alguien a quien yo amo, y por él no siento más que indiferencia. Luego papá me
envió a hacer un recado y tuve que salir.
Janek me acompañó. Ya en la
escalera le pregunté si creía que besar era algo tan placentero y ya tenía curiosidad por saber cómo era el
sabor que tenía (lo cual es totalmente cierto).
Se echó a reír (debo admitir que tiene una risa muy agradable) y me
contestó que él también sentía curiosidad. Quizá, pero no voy a dejar que me
bese. Me temo que eso pueda arruinar
algo hermoso y puro, y también temo que me iba a llevar un buen chasco.
-Referencia al campo de Hakoah, el equipo de futbol de
Bedzin, dond en esa fecha tuvo lugar la aktion
de judíos.
-Salek
Goldeweig, Amiga de Rutka, fue asesinada en Auschwitz en
1943.
-Paulinka (Linka) Gold, Compañera de
colegio de Rutka, sobrevivió al Holocausto y actualmente vive en Londres.
Lunes 15 de febrero de 1943
No he escrito
durante unos cuantos días , la verdad que no hay qué escribir. Bueno, tal vez sobre el repligue de los
alemanes en el frente oriental, lo cual parece indicar que el fin de la guerra
está ya cerca. Mi única preocupación es
que acaben con nosotros, los judíos, antes de que ocurra eso. Pero mira que soy lista. He escrito mucho sobre la guerra y todavía no
he hablado de mí: Janek no ha vuelto desde el miércoles pasado. He de admitir que le echo de menos, es decir,
a él no, pero sí su cara. Tiene una cara
blanca preciosa. Si tampoco viene hoy, me temo que tendré que ir a esperarle
enfrente del Wariat {Wariat
es loco en polaco. Lo mas probable es
que se tratara de un lugar, pero no queda claro, qué clase de sitio era}.
..Jumek le dio a Mietek una fotografía de Tusia. Siento curiosidad por saber si Jumek sigue
enamorado de Tusia. La verdad es que es
un buen chico. Me gusta, aunque no del
mismo modo que Mietek, con quien si puedes hablar y olvidar la diferencia de sexos,
lo cual me encanta. Janek se muestra muy amable y reservado siempre que hablo
con él, como si esperara que le ayudara en algo para demostrarme su
superioridad. ¡Ay, él y su superioridad! Es algo que no soporto, por eso
me ha gustado tanto Tolek. En realidad
me sigue gustando, pero hace ya bastante que no le he visto. Tengo planeado ir
a su casa para coger el libro P.P. Dicen
que es una maravilla. Sería una gran
oportunidad para hablar con Tuska sobre Rozka. ¡Cómo odio a ese par! Rozka me
cae incluso peor que Tuska; con ella me enfadé cuando vi lo celosa que se ponía
(aunque entonces no comprendía todavía la razón), cómo temía dejarme sola con
Janek en la misma habitación. Discutí
con ella por su propio bien. Le monté un
numerito y reñimos; en realidad, eso le complació mucho. Y otra cosa.
He decidido dejar a Janek que me bese.
Al final, alguien va a tener que darme el primer beso. Que sea él.
Para ser sincera, si que me gusta.
17 de febrero de 1943
Por fin he conseguido ponerme en contacto con Nica. Hemos
quedado esta tade a las cinco y cuarto en casa de Jumek. Estoy feliz, no sólo porque tenga lugar el encuentro, sino
también porque voy a ver a Janek.
Resulta interesante que, cuanto menos lo veo, más me gusta. Me gustaría saber qué vamos a leer con
Nica…También he de ir a casa de Lolek para recoger los libros. No puedo demorarlo más. Últimamente estoy muy distraída.
En aquel tiempo la educación estaba
prohibida para los judíos. Algunos padres como los de Rutka, localizaron
profesores. Los niños se reunían en
grupos de tres o cuatro y recibían clases a escondidas con ayuda de libros.
20 de febrero de 1943
Tengo la
impresión e que ésta es la última anotación. Hay una aktion en la
ciudad. No me dejan salir y estoy enloqueciendo, prisionera en mi propia
casa. Quería ir a casa de Jumek y
avisarle de la redada. Espero que no le
hayan atrapado. Desde hace unos días se
siente algo amenazador en el aire. Ayer
tuvo lugar una Ausrottungkommission (reunión de la comision de exterminio) en
Chrzanów. Dicen que va a haber otra
aquí. El pueblo permanece a la expectativa con la respiración contenida, y esa
espera es lo peor de todo. ¡Cuánto me
gustaría que terminase todo ya! Esto es un suplicio, es el infierno. Intento desechar esos pensamientos sobre el
futuro, pero me acosan, pesados como moscas.
Si sólo pudiese decir ¨se acabó¨, se muere una vez…, pero no puedo
porque, a pesar de todas esas atrocidades, quiero vivir y espero al día
siguiente, lo que en este momento significa esperar Auschwitz o los campos de
trabajos forzados. Debería dejar de
pensar en esas cosas, por lo que voy a escribir sobre asuntos privados. Me he comportado como una completa idiota con
Janek. Ahora he abierto los ojos y he
espabilado. Así, sin más, sin hablarle
ni verle siquiera. Es un tipo repulsivo,
uno de esos que matan con guantes blancos.
Tampoco es muy inteligente, lo único que le preocupa son nimiedades como
llevar bien planchados los pantalones, cuántos pasteles puede comerse en el
café de Frontag y las piernas bonitas de las chicas. Es un hipócrita. De todos modos, está claro que no es un
comunista, por lo que no comprendo por qué Lolek le ha metido en esto. Solo puede hacer daño. Demonio asqueroso.
Jumek es
harina de otro costal. Un chico
sencillo, lo cual no quiere decir que sea de mente simple; tiene una notable
inteligencia práctica e innata. Muy entregado a Nica y compañía. Sin entrar en detalles innecesarios, me gusta
mucho. Ayer quería ir con ellos a casa
de Tusia para contárselo todo, y de ese modo cerrarle esa enorme bocaza que
tiene. ..Quizá vaya también a ver a
Jumek. Me encantaría. Rutka, ¿por qué se te ha metido en la cabeza
que le odias?
No está claro a qué se refiere
Rutka. El texto podría referirse a los
grupos de estudio clandestinos o a las actividades encubiertas del movimiento
juvenil Gordonia del que formaba parte la joven. Quizá ella tuviera vínculos con la
resistencia como sospechaba Stanislawa Sapinska.
24 de febrero de 1943
La tensión ha
remitido en el pueblo por el momento. ¿Quién sabe lo que va a suceder?
Se habla de
un llamamiento general del Arbeitsamt para todos los hombres y
mujeres de 16 a 50 años. Otra vez vuelven a perseguir a los comunistas. …El
sábado porla tarde salimos por ahí y
dimos un paseo. De camino, nos encontramos con Janek, iba vestido con su traje
marrón. Se acercó a mí y me preguntó
adónde iba. Le contesté que a dar un
paseo. Preguntó si el resto de la banda
iba a pasear también. Asentí. Se quedó perplejo, pero, al final, decidió
acompañarnos. Luego se puso a hablar con
Jumek. Se quedaron atrás, entonces me
volví y les pregunté: ¿¨Vienes, Jumek?¨.
Janek se sonrojó e inquirió con una sonrisa forzada: ¨Bueno, ¿ya no
significo nada para ti?¨. Me estrechó la mano –sólo a mí- y se despidió. ¡D; os, qué tipo tan desagradable! Después me
presentaron a Salek Sapeer. Un chico muy
agradable.
La relación
con mamá se complica cada vez más. Ayer
me vio con Jumek, Mietek y Micka.
Intentó sacarme una confesión. No
comprende lo difícil que me resulta abrir el corazón a un adulto. Tal vez le podría confesar algo a Micka, pero
tampoco todo.En los últimos tiempos quiero
a mis padres incluso más que antes, pero a veces se portan mal conmigo,
lo cual me hiere y entonces me vuelvo mala y me vuelvo antipática.
Oficina de empleo del Judenrat
(Consejo Judío dentro de los Ghettos que tenía poderes muy limitados y que
asignaba trabajadores judíos según las demandas de los alemanes).
1 de marzo de 1943
Otra vez he
estado sin escribir mucho tiempo. En estos seis días nuestro apartamento se ha
reducido a una única habitación. Se está muy apretado y nadie sabe dónde
encontrar las cosas. ..
…¡Qué
aburrido es estar en casa! Es un fastidio, pero no hay dónde ir. Ya no quedan
judíos en la calle Modrzejoeka. Hoy nos hemos tenido que presentar delante de
la comisión. Voy a trabajar en el Sammelwerkstäte des Sonderbeauftragtes (Agencia
de servicios especiales y quizá se refiera al taller de corte y confeccion de
uniformes de un alemán). Es el taller más seguro de todos. Este sábado quiero
invitar a Jumek, Janek y Micka. Nos sentaremos en el cuarto pequeño. Ya he
escrito bastante por hoy.
Una cosa más.
He visto a Heini Wajnsztok. Me lo había figurado como un apolo y es, simplemente,
un joven de tez pálida con cara de peluquero y un peinado cuidadoso.
7 de marzo de 1943
No comprendo
por qué no logro plasmar sobre el papel lo que bulle en mi corazón. Resulta muy
difícil analizarse a uno mismo. Me estoy convenciendo de que no estoy enamorada
de Janek, pero, en realidad, le echo de menos y a veces sufro por no verle ni
oir su voz. En ocasiones, me arrepiento de haberme mostrado tan fría con él.
Más de una
vez me reí de él, y el pobre se hacía sangre en el labio de tanto mordérselo.
Se ha ido
ayer,
el ayer.
Me quedé sola
en los campos al atardecer
y mis
problemas hacia lo alto volaron.
¿Cuándo
ocurrió? ¿Ayer?
Sus labios me
besaron,
me besaron.
La verdad es
que no debería serntirme tan desesperada.
Ni siquiera nos hemos peleado, pero algo se estropeó cuando le enseñé
mis fotografías con una dedicatoria para Mietek. Entonces me miró con esos horribles ojos
suyos, permaneció en pie durante unos instante y luego se marchó. No ha estado aquí desde entonces. ¿Por qué?
He estado
fingiendo mi indiferencia, pero, en realidad, me resulta muy difícil aguantar
su ausencia. Pero todavia no es
demasiado tarde. Quedaré con Nica y le
veré en su casa. Me gustaría poder dejar
atrás todo esto e irme lejos, muy lejos de Janek, Jumek, Mietek,mi casa y toda
esta gris podredumbre. Quisiera extender
las alas y volar muy alto y muy lejos, oír el silbido del viento y sentir su
soplo en la casa, sentir la brisa.
Desearía volar hasta llegar a lugares donde no hubiera ghettos ni
talleres (Los jud;ios del ghetto eran obligados a trabajar en talleres y
fábricas propiedad de los alemanes) ni persecusiones de judíos. Y eso es todo por ahora, me voy a
dormir. No hay nada comparable al sueño,
como dice Chodasiewicz en el poema La
Casa Feliz
El amargo
poso de un corazón abatido
Duerme
sosegado en un cáliz oscuro
¿Quién no ha
apurado ese trago negro
cuando el
poso amargo llenaba el corazón
y en el cáliz
halló el reposo del sueño?
Janek estuvo
en mi casa por última vez el 13 de febrero de 1943. Creo que le voy a pedir que
no venga nunca más.
8 de marzo de 1943
¿Qué te pasa
Rutka? Eres incapaz de controlarte. Eso no es bueno. Debo calmarme y dejar de
empapar la almohada con lágrimas. ¿Y por culpa de quién o de qué estoy
llorando? No será por Janek, claro que no. ¿Y quién la tiene entonces?
Probablemente lloro la falta de libertad. Estoy asqueada, harta de estas casas
grises y del miedo continuo en el rostro de todo el mundo. Los tentáculos de
ese miedo nos envuelven a todos y no dejan respirar. Ese pánico atenaza a todos
y no les permite ser ellos mismos. Probablemente, hoy vendrán a verme Nica,
Jumek y Janek. Maldita sea, otra vez Janek. Había decidido no volver a pensar
en él, pero siempre acaba regresando a mis pensamientos. ¿De verdad estoy tan
chiflada por él? ¿Será esto lo que llaman amor?
¨Sí, Janek,
me he enamorado de ti, pero he cometido un error imperdonable: me enamoré de ti
en tu ausencia. Creo que tú también me
quieres, pero eres demasiado orgulloso para volver. Eso lo sé a través de Jumek. Una vez que estabas con Lolek, te
incorporaste de repente, te pusiste el abrigo y dijiste: ¨Me voy a cada de
Rutka¨. Entonces Jumek te avisó: ¨No tan
deprisa. Ella dice que tus visitas no le
hacen mucho tilín¨. Al parecer te pusiste pálido y estuviste malhumorado toda
la tarde. Janek, pequeño idiota, verás como vuelves conmigo. R¨.
Quienquiera
que lea esto pensará que va en serio. Sé
cómo ponerle emoción a lo que escribo.
9 de marzo de 1943
Creo que he
perdido la cabeza por completo. Hoy mismo al despertarme he comprendido que no
queda en mi interior ni una pizca de cariño hacia Janek. Lo más probable es que
me lograra persuadir a mi misma de que le quería, tal y como he hecho todas las
demás veces que me he enamorado, excepto cuando me enloquecí por Tolek. Tolek
vive ahora en Bedzin y espero encontrarme con él esta misma semana. Estoy que
no quepo en mí de alegría, no le he visto en mucho tiempo. Le he echado mucho de menos.
…Ay, qué
ganas tengo de que termine pronto la guerra. Todos los días son iguales. El asunto
me tiene harta y aburrida.
Es muy
probable que el mes que viene empiece a trabajar. Quiero aprender a trabajar.
Ser comunista y no trabajar son cosas incompatibles.
Miércoles 17 de marzo de 1943
No ha
ocurrido nada especial. Tendremos que mudarnos de esta casa a Kamionka (barrio
en las afueras de la ciudad dónde se confinó a los judios en un ghetto durante
la primavera de 1943) dentro
de tres meses. En realidad, eso no es lo peor. Ayer vi a Janek en la calle. Se
detuvo a saludarme, pero seguí mi camino y fingí no verle. ¡Cuánto me aburro!
El domingo fui a casa de Tolek, en Kamionka, pero él no estaba. Es una pena.
Quisiera darles el plantón a Micka, Nina, Hala y a los demás, salvo a
Tolek. Me gusta mucho y creo que yo
también le gusto, es decir, me cae muy bien, pero no pierdo la cabeza por
él. No entiendo eso de estar loco por
alguien, me parece que tiene que ver tan sólo con la atracción física. Eso es lo que les sucede a Janek, Marek,
Maniek y el resto. El matrimonio es una
completa necedad. La gente se queda
atrapada para siempre y todo está dominado por el sexo. No existe el amor platónico o quizá, es lo
que encubre la amistad. Creo que las
personas que se quieren de verdad no deberían casarse en absoluto.
20 de marzo de 1943
Hoy me han asignado
un trabajo. El lunes tendré que estar en la fábrica a las seis y media de la mañana.¡Caray! La seis y media
es muy temprano; si por lo menos estuviéramos en verano sería soportable. Me
pregunto qué clase de trabajo me habrán asignado… Supongo que mañana voy a
encontrarme con Tolek, lo cual me llena de alborozo. En la actualidad se nos
permite pasear unicamente por Zawale y Gzichow (barrios de Bedzin). Es un
agobio, ya que por esas dos calles salen a dar un paseo cientos de chicos y
chicas adolescentes, y hasta el último donjuán del pueblo acude a cazar. Debo
pasar por allí cuando voy a ver a Micka y no me encuentro cómoda. Esos fanfarrones desnudan con los ojos a cada
una de las chicas que ven pasar y las van puntuando. No puedo eludir los comentarios sobre mis
piernas y mi rostro a pesar de que cruzo lo más rápido posible. Es extremadamente desagradable la sensación
de verme examinada como si fuera mercancia de mercadillo. Siento como náuseas, mareos y algo
pegajoso…Me acuerdo de que Lolek B. me miraba de este modo. Me pregunto qu;e aspecto tendrá ahora
Tolek. El jueves, cuando me dirigía al
salon de la comunidad, nos encontramos...
5 de abril de 1943
Bueno, he
empezado a trabajar. Los días pasan, todos monótonos y grises. Trabajo de 8 de
la mañana a 2 de la tarde. El horario resulta llevadero y el trabajo es
bastante fácil, voy tirando. Pero estoy exhausta y siempre tengo sueño. Han
deportado a Jumek. Lo siento de verás por él. Era un buen chico. No me siento
con ánimo para seguir escribiendo.
24 de abril de 1943
Ya está aquí
el verano. Me resulta sentarme y estarme quieta en el taller cuando el sol
brilla con tanta fuerza. Al otro lado de la ventana florecen los manzanos y los
lilos, y yo tengo que coser en ese cuarto sofocante y hediondo. Maldita sea….
… El pueblo
ya está casi vacío. Ahora casi todo el mundo vive en Kamionka. Lo más probable
es que nosotros también nos traslademos allí esta semana. Entretanto, me aburro
terriblemente. Me paso el día entero dando vueltas por la habitación sin hacer
nada.
Rumbo a las montañas
Al alba, me
levanté y corrí hacia la ventana… Me vestí , hice la mochila, cogí un bastón
con contera y salí. Llegué al pie de las montañas en menos de treinta minutos y
comencé a subir. Podía escuchar el murmullo del río que llegaba desde el valle
entremezclándose con el repique de las campanas de la iglesia…
La ladera de
la montaña estaba cubierta de largas hierbas lloronas. Oídos desde lejos, los
cencerros de las vacas sonaban como lamentos lejanos…
Este fragmento esta escrito en paginas aparte y no encaja
en la cronologia del diario. Hay algunas
partes que estan borradas por lo que el texto no es claro.
11 de agosto
de 1942
Invierno en el ghetto
Están cayendo
grandes copos de nieve y un manto blanco cubre el barro de las calles. El
invierno. Sin embargo, no se escuchan los alegres gritos de los niños que
normalmente anuncian la llegada del invierno. Para la mayoría de los habitantes
del guetto el invierno significa hambre y miseria. Hay colas por todas partes: colas
para conseguir patatas, nabos, carbón, pan. Los niños vestidos con harapos,
tienden las manos hacia los transeúntes con gesto de súplica para pedir
limosna….
Rutka Laskier
fue asesinada en Auschwitz junto con los 27.000 judíos de Bedzyn.
Diario del Ghetto.
Si
Dios existiese no permitiría que seres humanos fuesen arrojados vivos a hornos
crematorios, que las cabezas de los niños fuesen destrozadas a culatazos o se
les encerrase en sacos para ser gaseado hasta la muerte". Lo escribió
Rutka Laskier, una judía polaca de 14 años, el 5 de febrero de 1943, pocos
meses antes de morir en el infierno del campo de exterminio de Auschwitz, en un
diario que escondió antes de ser deportada y que ha tardado 63 años en salir
casi milagrosamente a la luz.
Rutka
empezó a redactar el cuaderno el 19 de enero de 1943, con su país ocupado por
los alemanes y éstos poniendo en práctica lo que Hitler y sus secuaces llamaban
"solución final del problema judío", y que la historia ha acuñado con
el nombre de Holocausto. La chica vivía con sus padres y su hermano menor,
Henius, en condiciones más que precarias, en una sola habitación de un piso del
gueto de Bedzin, al sur del país. Y como refleja su diario, que recuerda el ya
mítico de Ana Frank, era perfectamente consciente de lo que estaba pasando en
Europa y del destino horrendo al que se enfrentaba.
Rutka, su madre y su hermano murieron en Auschwitz. Su padre
sobrevivió y emigró a Israel
"El cerco en torno a nosotros se hace cada día
más estrecho", escribe el 5 de febrero. Pero la barbarie aún había de
brindar a Rutka tres meses preciosos, antes de su viaje al matadero de
Auschwitz, para llenar unas 60 páginas manuscritas en un sencillo cuaderno. Su
contenido es un singular relato en el que esta adolescente entrelazó el miedo y
las atrocidades en los que estaba inmersa y la pujanza de una adolescente que
apenas se asomaba entonces a los secretos de la vida.
"Hoy he visto a un soldado alemán arrancar a un
bebé de las manos de su madre y partirle la cabeza a golpes contra un poste de
la electricidad. La madre enloqueció. Yo estoy aterrorizada cuando veo
uniformes. Me estoy convirtiendo en un animal a la espera de la muerte".
Ése es el mundo que rodeaba a Rutka un día cualquiera -el día 6 de febrero de
1943- en la rutina del gueto.
Y, sin embargo, tan sólo unos días después, la
adolescente tiene ya otras cosas muy diferentes en la cabeza: "He decidido
dejar que Janek me bese. Al final, alguien tendrá que darme el primer beso.
Entonces, que sea Janek. Me gusta".
Aparecen el amor y la sensualidad, junto a las dudas
que a menudo los acompañan; pero todo se interrumpe el 24 de abril, cuando
Rutka apunta su última nota poco antes de que la familia Laskier sea deportada,
primero a otro gueto y luego a Auschwitz, que ha pasado a la historia como
máximo exponente del horror nazi. Rutka morirá allí. Acabada la guerra, los
historiadores establecieron que tan sólo en ese campo de exterminio fueron
asesinados más de un millón de judíos y decenas de miles de gitanos y de
opositores políticos polacos y soviéticos.
Antes de ser deportada, sin embargo, la joven Rutka
-que nació probablemente en la ciudad de Gdansk, aunque hay alguna duda al
respecto- tiene la voluntad, la lucidez y la habilidad para ocultar el cuaderno
en un escondrijo. Lo hizo bajo las escaleras de la casa de la calle
Kasernerstrasse, número 13, por indicación de Stanislawa Sapinska, una amiga,
cristiana, unos 10 años mayor que ella.
"Yo vivía con mi familia en esa casa antes de
que los nazis llegaran a Bedzin", rememora ahora Sapinska, que tiene hoy
89 años, desde esta ciudad polaca. "Cuando nuestra zona fue convertida en
gueto, los vecinos no judíos fuimos trasladados a otro barrio. Sin embargo,
como yo trabajaba cerca de la vivienda familiar, mi padre me pedía a menudo que
me acercara a ver en qué condiciones se encontraba. Así terminé trabando
amistad con Rutka".
Sapinska aprovecha a veces la pausa de la comida
para ir a ver a su nueva amiga. Se sientan en un banco cerca de la casa y
charlan. "Era una chica agradable y sensata, y más madura de lo que su
edad podía hacer pensar", recuerda. "Nuestra amistad no fue muy
larga, pero se hizo enseguida estrecha, quizá por la dureza de los
acontecimientos que nos rodeaban. Llegué a sentir hacia ella el cariño de una
hermana mayor".
Entre tanto, la máquina de exterminio nazi se
acerca, y Rutka lo sabe. "Pese a su juventud, estaba siempre mejor
informada que yo", cuenta Sapinska. Tanto que, todavía hoy, sospecha que
estaba en contacto con alguna organización de la resistencia.
El alto grado de conocimiento que tenía Rutka sobre
lo que ocurría en Auschwitz resulta bastante insólito, ya que, por aquella
época, lo ignoraban la mayoría de los judíos. Eso, sin embargo, no suscita
dudas en Yad Vashem, el centro israelí dedicado a mantener viva la memoria del
Holocausto que, con la publicación del diario, avala la autenticidad del mismo.
Dadas las circunstancias que la rodean, no tarda en
llegar el momento en el que la adolescente empieza a perder la esperanza.
"Siento que ésta es la última vez que escribo. Hay una aktion
[redada] en la ciudad. No puedo salir y estoy enloqueciendo, presa en casa.
Esto es un tormento, es el infierno. Intento huir de estos pensamientos, pero
me persiguen como moscas fastidiosas. Si sólo pudiese decir se acabó. Sólo se
muere una vez..., pero no puedo porque, pese a todas estas atrocidades, quiero
vivir, y espero el día siguiente. Eso significa esperar Auschwitz". Es el
20 de febrero.
Rutka se equivoca. Aún tendrá tiempo de escribir
más, de dudar de su amor por Janek, de arrepentirse de haberle tratado mal en
alguna ocasión, de sentirse agotada por el miedo que lee en las caras. Ante
semejante escenario, Rutka decide confiar a su amiga la existencia de su diario
y le expresa su deseo de que el cuaderno no se pierda pase lo que pase.
"Como yo conocía la casa, le indiqué un
escondrijo que podría utilizar en el caso de que surgieran problemas",
explica Sapinska. "Acordamos que, si le pasaba algo, yo me acercaría
después de la guerra para recuperar el diario".
Así lo hizo.
Terminada la guerra, Sapinska volvió a la casa de la
Kasernerstrasse, número 13. Encontró el inmueble en muy malas condiciones. Fue
hasta el lugar pactado. Y allí estaba, prácticamente íntegro, el cuaderno de
Rutka. Sólo unas páginas habían sido arrancadas. Posiblemente la propia chica
decidió en el último momento que había algunas cosas que no quería que llegaran
a saberse. Quizá algo muy intimo.
"Me conmoví al encontrarlo y leerlo",
recuerda Sapinska. Guarda el cuaderno en una estantería de su casa..., y allí
se queda durmiendo más de 60 años. De vez en cuando lo coge, lee unas páginas,
recuerda a su amiga y al destino trágico que sufrió. "Pero nunca se me
ocurrió publicarlo". Lo guardó simplemente como un tesoro privado, hasta
que la curiosidad de un sobrino interesado en la atormentada historia de
Polonia durante la II Guerra Mundial vino a cambiar las cosas.
Sapinska tiene en su librería una buena respuesta
para muchas de las preguntas del sobrino: el diario de Rutka. Nada más abrirlo,
el sobrino se da cuenta del excepcional valor del documento, convence a
Stanislawa de la necesidad de publicarlo y contacta con Adam Szydlowski, un
funcionario del Ayuntamiento de Bedzin que lleva el centro de cultura judía de
la localidad. "Cuando leí el cuaderno me quedé impresionado",
señalaba el miércoles Szydlowski desde Krynica, una localidad turística del sur
de Polonia, donde se encuentra de vacaciones. Se da cuenta de que, pese a tener
sólo 14 años, la autora del diario posee una extraordinaria agudeza visual y un
notable sentido del ritmo narrativo. El texto, espontáneo, inspira ternura,
angustia y emoción.
Szydlowski se lanza entonces tras la pista de Rutka;
intenta reconstruir su historia, localizar a sus familiares y amigos. Poco a
poco logra todos sus objetivos. "Contacté con amigos que tengo en Israel y
me puse a la caza. Localicé a una amiga de Rutka, Linka Gold, que actualmente
vive en Londres y que pudo salvarse de Auschwitz gracias a unos pasaportes
paraguayos falsos que algunas familias judías de Bedzin lograron obtener".
Tirando del hilo, con la ayuda de Menachem Lior, que
conoció a Rutka en Bedzin, Szydlowski descubre que el padre de la chica, Yaacov
Laskier, logró sobrevivir al terrible campo de exterminio. Sin embargo, su
madre y su hermano fueron asesinados poco después de ser conducidos a
Auschwitz.
Acabada la guerra, Yaacov reconstruye su vida en
Israel, vuelve a casarse y tiene otra hija, Zahava, a la que no cuenta nada de
su pasado hasta que, con 14 años, la chica encuentra una foto en un álbum de
familia. En ella aparecen Rutka y Henius. El parecido de Zahava con la chica de
la foto es escalofriante, así que pregunta, y Yaacov responde. Así conoce por
fin la trágica historia de su hermanastra Rutka. Pero todavía no sabe nada del
diario. Zahava tardará aún muchos años en enterarse de su existencia. Hasta que
Szydlowski y Lior consiguen dar con ella.
El empeño de todos ellos ha hecho posible que el
diario de Rutka, tras un proceso de comprobación sobre su autenticidad, haya
sido publicado. Pronto lo será también en castellano.
"Estoy
muy contenta de haberlo hecho posible", dice Sapinska. "Así, esta
historia de la que puede aprenderse tanto no desaparecerá conmigo".
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